Tuesday, September 29, 2009

ÁNGELES POEMARIOS


Desvanecida en una duna,
el sol poco a poco absorbe las gotas de mis ojos
los cuerpos sobrevuelan la Santa Muerte
¿ella o él? No alcanzo a distinguir entre espejismo y sangre.

Las melodías calman el dolor,
el violín dibujado por el viento
y palabras hacia esos seres de negro.

¿ángeles o solo mi último sueño?
Versos regalados y perdidos en el espacio
cimentando la primera piedra para el castillo de cristal,
donde ya no existen dunas, ni cuervos
solo la imagen de un posible hombre con alas.

Tuesday, September 22, 2009

Rincones, Escena II


Escena II

El humo del cigarro llenaba el espacio, sin posibilidades de escapar. La música golpeaba su pecho. La piel vibraba en cada tum tum de la batería. El humo se pegaba en la garganta y la cerveza subía poco a poco en la cabeza.

Ella, sentada en la barra, con el cigarro encendido, le da una bocanada. Lo ve entrar por la puerta principal, se estremece, aprieta el estomago. No la ve. Ella siente el desprecio. Recuerda. Piensa con profunda tristeza.

“Te amaba, a ti y tus manipulaciones. Amaba tu indiferencia y odiaba tu olor a humo rancio y seco. Odiaba tu aliento a cigarro que se perdía entre las piernas. El sabor pegado en tu lengua áspera, aquella que pasaba repetidas veces entre mis piernas. Amaba como jugabas con mi cuerpo, cual Herbert West aniquila aquellos cuerpos congelados en un laboratorio decrépito. Amaba tus eyaculaciones apasionadas. Ese perfil que solo conocí bajo la luz roja de la habitación, entre melancolías decoradas de arte gótico y fotografías porno. Te ame con tus versos robados, tu vida de mentiras, tu mundo inventado. Te amaba con tu alma llena de odio. Con tu arrogancia carnicera. Con tus manos destripando mi cuerpo. Odiaba tu vorágine. Tu aroma a leña húmeda. Tu indiferencia, esa… esa, aún la odio. Pero amaba que amaras mis besos bajando por tu piel pegajosa. Ame… ame y odie, tus palabras destructivas. Ame tu cuerpo desnudo…”

Él se levanta de su asiento, le hace señas a la chica que esta enfrente y salen del bar. Ella ahora pide un vodka, lo bebe de un sorbo. Seca los restos de su boca con la manga, prende un cigarro y se pierde entre las cuerdas de la guitarra que aún suenan en el escenario.

-Fin de la segunda escena-

Erzsebet

Saturday, September 12, 2009

Rincones




Escena I

El humo cubre el espacio de un lúgubre bar. En el escenario, el saxofonista hace su trabajo sin importar lo que ocurre alrededor.

- ¿Dime? ¿Dónde lo has dejado? –
- Se ha ido –
- (golpe en la mesa) no es posible, esa cosa no puede caminar (con furia) –
- Entonces (duda) ya no existe –
- No me provoques niñita mimada, dime ¿dónde diablos lo pusiste? (amenaza) –
- No lo sé… te he dicho que no se dónde está. A lo mejor esta aquí (golpea fuertemente sobre su pecho, suspira) - pero no lo sé (de verdad no sabe) –
- Eres una estúpida mentirosa (enojado) – te he dado todo… todo lo que has pedido (amenazante) – debería de haber funcionado -
- Pues no (indiferencia) – nada (se encoge de hombros) –
- No juegues conmigo. No invertí todo esto (le tira un montón de boletas a la mesa) para que esa maldita máquina haya desaparecido –
- (encoge nuevamente los hombros, con los brazos muestra su alrededor) ¿la ves en alguna parte? ¿no? Pues no esta –
- (furia, ira, cólera) Todo este maldito tiempo perdido en ti (se mofa) mira (se luce) y mírate, te ves tan patética (se burla) – (se produce un silencio) – te preguntaré por última vez ¿dónde dejaste aquel corazón que mande a construir para ti?

Se apagan las luces a ese costado de la escena y se prenden otras, enfocando a dos tipos de vestimentas extrañas realizando una dudosa transacción. Uno le pasa un fajo de billetes y a cambio, le entrega una caja pequeña de cartón. Cuenta el dinero, esta correcto, se dan la mano como señal de cerrar el trato.

- Fin de la primera escena -