Estoy muriendo poco a poco
bajo ese manto de indiferencia.
Tengo olor a encierro
como un baúl viejo,
abandonado
en desuso.
Nadie se ha dado cuenta aún
pero apenas puedo hablar,
me cuesta respirar.
A veces creo que he muerto,
veo pasar personas frente de mi
como siluetas fantasmales,
nadie me ve
ellos no miran.
Estoy muerta, eso debe ser
por eso no se voltean,
deben ser solo recuerdos
proyectados en mi cabeza.
¿Alguien escucha mis gritos?
Te he dicho tantas veces
sobre mi tristeza.
Me siento sola entre tanta oscuridad.
Lágrimas
es algo que no puedo evitar.
Sigues sentado mirando la nada.
¿Así es la muerte?
Es que aún siento como si cayera
en el vacío,
a veces escucho
que alguien pone tierra sobre mi
con una pala
y luego danzan en la oscuridad.
¿Puedes oírme?
Ella viene por mí,
la muerte tiene las manos frías,
pero no más frías que tu mirada.
¿Hoy preguntaras cómo amanecí?
Me siento cansada,
apagada,
sin vida,
sin sangre,
sin ganas de vivir hoy.
Por Connie Tapia
Monroy
Abril 2014
