Saturday, September 22, 2007

Sur de Alemania, año 1281.


Arioch nace en una humilde familia al sur de Alemania, todas las generaciones de la familia se han dedicado a la crianza de animales para abastecer de carne a la aldea y algunos pueblos cercanos. Él aprendió la tradición familiar y junto a su esposa Chitriel formo una familia numerosa, pero para su desgracia, su esposa solo concibió mujeres, él estaba muy apenado, su mayor anhelo era tener un varón. Todas las noches miraba a las estrellas, a veces meditaba o rezaba, en algunos momentos de angustia blasfemaba hacia los cielos y caía desplomado de rodillas, lleno de una angustia que lo mataba por dentro. Una noche, en que las lágrimas mojaban la tierra de desesperanza, Chitriel le tomo el hombro por detrás y le comunico que estaba embarazada y que sabia que esta vez sería el varón que él tanto deseaba. Se abrazaron, se besaron y con sus manos tomadas, mirándose fijamente a los ojos, se arrodillaron y rezaron llenos de ilusión.

Pasaron los meses y ni ellos, ni los caballeros templarios, ni los demonios de Astaroth sabían que Chitriel era la elegida para dar a luz al quinto caballero. Sin embargo, eran tiempos de guerra, todas las aldeas cercanas estaban siendo destruidas, el miedo de Arioch crecía cada vez más.

Una tarde, el enemigo invadió el lugar, un enemigo con demonios ocultos, que ni ellos mismos sabían que estaban entre sus tropas. Los demonios algo intuían, lo olían, lo palpitaban, sentían que la luz del quinto caballero estaba cerca, pero no tenían la certeza, pasaron meses ocultos con el enemigo, peleando en cada aldea, pero esta vez sus cuerpos se estremecían, el viento era diferente, las partículas del aire eran densas, estaban cerca y lo presentían. Entraron a la aldea arrasando con todo, matando a todo ser humano que se les cruzaba por el frente.

La aldea cayó en llamas y Arioch llevó a su esposa e hijas a unos subterráneos debajo de las caballerizas. Chitriel empezó a tener las contracciones, parecía que el bebe le estaba desgarrando por dentro, golpeaba desde el interior, se movía, presionaba, era un bebe desesperado intentando salir. Las calles se llenaba de cadáveres, la sangre fluía como riachuelos entre las casas, la aldea se hundía de dolor, llantos, gritos, gritos que se confundieron con los de Chitriel tratando de parir, llantos que se confundieron con los del bebe ensangrentado que tomaba Arioch entre sus manos.

De pronto, un torbellino se formo sobre la caballeriza, era como un agujero negro sobre el cielo, que comenzó absorber todo lo que estaba debajo, comió y absorbió todo hasta dejar solo a Chitriel, Arioch, las niñas y el bebe en medio del torbellino. Al ver esto los demonios a la distancia, corrieron al lugar pero fueron expulsados lejos al tratar de sobrepasar la pared del tornado. Este menguo lentamente y en medio de la nada cayo una luz del cielo, que traspaso el pecho del bebe, iluminando toda su carne, en unos segundos se vio sus venas, su corazón, su esqueleto y el bebe cayo como muerto. Sus padres corrieron angustiados a verlo, se acercaron lentamente, pensaron que era el fin y entre la angustia y la desolación los caballeros del temple llegaron cabalgando en sus caballos y vieron como Athanatos sonreía mientras Chitriel lo tomaba entre sus brazos.
Cronicas de Erzsebet

Friday, September 07, 2007

La bella Gadreel

Ha pasado mucho tiempo desde que la profecía fue anunciada a los caballeros del temple, años suficientes para que Astaroth formara en silencio sus ejércitos y Vassago se llenará de recompensas y riquezas por hacer bien su trabajo. Los Caballeros Templarios fueron reconocidos formalmente como orden de caballería por la iglesia en el Concilio de Troyes y se engrandecieron año tras año, tanto así que la envidia ya se hacia presente en cada tierra que ellos pisaban.

Estos monjes guerreros poseían grandes conocimientos matemáticos, arquitectónicos, astrológicos, alquímicos y posiblemente de la cábala judía, esto les permitió guiar sus pasos en la búsqueda de los seis guerreros de la profecía.

Ya era el año 1272, y todas las energías se centraron en Gadreel, una hermosa mujer que habitaba en el norte de Francia, ella era conocida por preparar infusiones de hierbas para sanar enfermedades, tenia unos cabellos rizados de color castaño muy claro, una mirada dulce con ojos color miel, ella estaba embarazada de su segundo hijo y su aura irradiaba felicidad, Perrier era su esposo, quien practicaba el bello arte de la herrería, forjaba las espada más livianas, certeras y ligeras de todo el norte de Francia.

Perrier fue la excusa de los templarios para acercarse a esta pequeña y humilde familia, puesto que le pidieron que fabricara un centenar de espadas para la orden, lo cual los lleno de honor y felicidad. Una vez que Perrier aceptó forjar las espadas, los caballeros en forma de agradecimiento se ofrecieron a proteger a Gadreel en estos últimos meses de embarazo, ella con un gesto de extrañeza en su rostro se negó rotundamente, no encontraba sentido que hubiera caballeros armados día y noche a las afuera de su casa, los caballeros se vieron forzados a llevarlos al interior del bosque, a las sendas ocultas que hace años se construyeron a la espera de este momento. Gadreel lloró todo el día, se sentía engañada y ultrajada, el rostro de los caballeros para ella era del enemigo más cruel que pudiera existir en el mundo.

Caída la noche, lo caballeros llevaron a la pareja y a su hija de tres años a contemplar la maravilla de las estrellas, ellos no entendían nada, todo era confuso, sentían angustia, querían escapar, estaban prisioneros sin saber que delito habían cometido. “Debéis estar tranquilos” le dijo uno de los caballeros y tomo en forma amable la mano de Gadreel. Los caballeros hicieron un círculo alrededor de ellos y se inclinaron en reverencia ante ellos. “Vosotros sois los elegidos para traer al mundo al primero de los seis, Gadreel, lleváis en tu vientre al que será bautizado como Belenus y nosotros seremos los protectores de tu hijo hasta el final de los tiempos” dicho esto, una gran cúpula de energía se formo alrededor de ellos, era tanta la magia y belleza del acto, que no pudieron dudar de dichas palabras. Esa noche aceptaron ser cuidados y protegidos, Gadreel entendió que los monjes guerreros estarían desde las sombras vigilando, tampoco había que despertar sospechas, ahora se daba cuenta que su existencia corría un peligro enorme y que cualquier cosa podía suceder en su contra.

Pasaron los meses, y se acerco el día en que Belenus debía nacer, los caballeros llevaron a Gadreel, su esposo y su hija al refugio del bosque, pero los ejércitos malignos ya los habían encontrado, en el lugar se empezó a respirar las tinieblas, el sepulcro, el tártaro. Los seres alados sobrevolaban el lugar como buitres esperando comer la carroña, todo se oscureció y el lugar se lleno de un miedo incontrolable, los caballeros fueron atacados por criaturas horribles, se libero la batalla entre caballero templarios y demonios, en ese momento no se dudo más de la profecía y solo pensaron en bañar sus espadas de sangre inhumana. Mientras ocurría esto, Gadreel empezó con las contracciones cada vez más frecuentes y fuertes, un grupo de caballeros formo un circulo a su alrededor, dándole la espalda para seguir confrontándose con las criaturas que volaban a su alrededor. Perrier no dejo jamás de estar a su lado y trato de concentrarse junto a un caballero enfermo para asistir el parto “debéis de concentraos en tu esposa” le decía el caballero enfermo, pero él estaba nervioso, con temor “miradme!!!!” le gritaba, mientras ella respiraba en forma agitada, entrecortada. Gadreel gritaba, gritos que se confundían con el blandir de las espadas. La sangre inundo el lugar, caballeros del temple cayeron muertos en el combate, así como también demonios que fueron despedazados. Entre muerte y sangre se sintió el llanto de Belenus, el mundo se congeló en un instante, los caballeros que estaban lejos corrieron a contemplar al bebe recién nacido y del cielo cayó una luz que penetro el pecho del niño, elevándolo por los aires y formando a su vez una cúpula de protección para todos los de la orden, para Gadreel, su esposo y su hija, la cual quisieron los demonios traspasar, pero no pudieron, la profecía ya se había cumplido y ningún demonio podía ya cambiar el curso del destino, estaban derrotados y con el fracaso entre sus manos tuvieron que volver al infierno de donde venían.

Gadreel miro a su hijo, le beso la frente y lo apretó junto a su pecho, en ese lugar creció un árbol de olivo como señal que Belenus ya era parte de la historia.
Cronicas de Erzsebet