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‘Fantástica’ o cómo las narradoras de la literatura fantástica han logrado
integrarse al circuito literario chileno
La participación de las mujeres al nivel
autoral en las pocas antologías publicadas en Chile es muy baja y poco
representativa a la demografía del país. Dentro de las antologías
especializadas de dicho género en Chile contamos con solo dos autoras, la
piedra angular del género, Elena Aldunate, y la participación fugaz de la
escritora de terror, y la autora material del atentado al General Prats,
Mariana Callejas. Se advierte que no existe un auténtico interés de integración
del quehacer literario de la mujer bajo la escena literaria chilena por parte
de los diversos agentes del libro y la lectura.
Es a partir de la década del noventa, con la
aparición de editoriales que ofrecen servicios de publicación como Forja y Mago
dan un impulso para que se escriba literatura fantástica no como un género
funcional al sistema educativo chileno, sino como obra artística.
A principios del nuevo milenio existen tres
escritoras que comienzan a incursionar en dichos tropos, Bernardita Ojeda
Labourdette, Ángela González y Soledad Véliz, siendo antologadas tanto en
fanzines especializados como Fobos o en Poliedro.
A mediados de la década del 2000, bajo la
iniciativa del académico de la Universidad de Valparaíso, Marcelo Novoa, en una
coedición entre dicha casa de estudios y la naciente editorial Puerto de Escape trabaja en el compilatorio
Años Luz, con definiciones muy difusas sobre qué es lo que se entiende por
literatura fantástica, e interpretando en dicho marco de trabajo, varios
clásicos de la poesía y literatura chilena como precursores del género. Si bien
existen más trabajos en esa línea, como por ejemplo Alucinaciones TXT de Luis
Saavedra (miembro fundador de Poliedro).
Son las filiales de editoriales
trasnacionales como Ediciones SM, Santillana, Norma y otros en donde se dedican
a la profesionalización del trabajo escritural de literatura fantástica, y
comienzan a integrar a artistas mujeres ya no en una función educativa o
moralista, sino que dejan espacio para la búsqueda de una voz propia. Es en ese
proceso donde destacan Francisca Solar y Camila Valenzuela.
La literatura fantástica, al igual que los
pasatiempos, vieron una nueva forma de divulgación cuando, el año 2006, aparece
la web 2.0, en pocas palabras, las redes sociales y sitios web como blogger,
fotolog, twitter, youtube, deviantart, fanfiction.net y tumblr comienzan a ser
plataformas válidas de difusión literaria, siendo complementadas en la época
posterior con wattpad.
En Chile, sitios electrónicos como Ucronía
Chile, Tauzero, Chilenia ucrónicas de la República, Fantasía Austral y Chile
del terror aportan con nuevas propuestas narrativas, todos al punto de desborde
narrativo, desdibujando los límites de la literatura canónica y fantástica.
Paula Rivera es la gran voz de ese entonces.
La masificación de la imprenta digital, a
principios de la década del ’10, y esto sumado a la promulgación de la ley
“arma tu empresa en un día” facilitó la aparición de microeditoriales y
editoriales independientes especializadas en literatura fantástica. Las
editoriales más emblemáticas se encuentran Biblioteca de Chilenia, Triada
ediciones, Libros de Nébula, Ignición editorial y Loba ediciones, entre otras.
Y también aumenta la oferta de editoriales
que ofrecen servicios de edición e impresión especializados en dicho género
como lo son Sur Umbral, Santa Inés editorial, por sólo nombrar algunas.
La proliferación a bajos precios de las
impresoras láser también ayuda a la proliferación de un circuito paralelo a la
formalidad del ISBN, me refiero a los fanzines, libros cartoneros y
encuadernaciones artesanales. Un caso especial es el de “Taller me pego un
tiro” de Pía Ahumada, ella, incansable, ha generado no sólo la producción de
folletines de poesía y literatura, en sus ciclos literarios y encuentros
mensuales que hacen en La Serena, ha forjado una nueva generación de narradores
y una nueva identidad literaria en una región regida por la herencia
mistraliana. Otro caso importante es el de Cathartes ediciones, siendo Connie
Tapia una de las directoras del sello especializado en terror y poesía,
difundiendo artistas chilenos del norte grande y de otros puntos del país en
los circuitos del libro en Bolivia y Perú. En Valdivia está el caso de la
actual presidenta de Aguacero Cómics Camila Belem Matamala, quien, a través de
la gestión cultural ha logrado integrar cómic y literatura en el evento de
cómic más importante de la región de Los Ríos. Las tres artistas y gestoras
culturales están compiladas, siendo dignos ejemplos tanto desde el campo
artístico como en el quehacer cultural nacional y son parte del presente libro.
Una de las iniciativas más llamativas y sui
generis del último tiempo es “La ventana del sur”, dicho conjunto de escritoras
se reúnen es una instancia de aprendizaje, tutoría y apoyo mutuo entre ellas
para compartir experiencias y consejos creativos y literarios.
En lo autoral, el caso más destacado es el de
Midori Gale, escritora, ilustradora y colorista profesional que nace desde la
autogestión, con Archimago en búsqueda de los elementales a inicios de la
presente década, ha sido el trabajo cómplice y respetuoso con su editor
Emiliano Navarrete, quienes instauran Archimago Saga como el ejemplo a seguir
de una publicación periódica de literatura de fantasía, inspirando a otras
autoras a tomar riesgos y aventurarse por el arte. La autogestión en el ámbito
de la narrativa gráfica está la figura de Minaya, ex directora del colectivo
“Ink Shades”, CEO de Imprenta Minaya y creadora del manga El cantar de Bargat,
recientemente publicado por Biblioteca de Chilenia que la autora acepta el
desafío de volver a escribir literatura.
En el ámbito de la investigación, las
narradoras chilenas han sobresalido bastante en cuanto a los usos e impacto de
la literatura fantástica y la literatura infantojuvenil, entre ellas destacan
Paula Rivera, Claudia Andrade, Soledad Véliz y la ensayista Jacqueline Herrera.
Herrera, quien fue compañera del director de la editorial en el diplomado de
edición de la Universidad de Santiago, se niega por mucho tiempo en participar
dentro de la editorial, hasta que finalmente accede, dando como resultado que
su opera prima Otaku, cuatro décadas de cultura popular japonesa en Chile
ganara el Premio Lector a mejor ensayo publicado en Chile el año 2018.
En el último año, Biblioteca de Chilenia, con
apoyo de Pro Chile, ha podido viajar a San Diego Comic Con y a la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara. Estos viajes, junto con un intenso
proceso de capacitación, aprendizaje y cacería de talentos ha permitido que la
editorial saque la primera antología de artistas chilenos dedicados a lo
fantástico en inglés con la publicación Chilenia, como también el afianzar el
trabajo junto a Gabriela A. Arciniegas, figura clave de la literatura
colombiana de fines de siglo. Ella, escritora especializada en terror y ciencia
ficción, su vida literaria en Chile ha pasado desapercibida, ha sido la
publicación Infestación y sus traducciones en Chilenia, que le han dado la
confianza suficiente para traducir a Stephanie Alia, una autora total de cómic
y escritora de terror y ciencia ficción en Estados Unidos. Alia es señalada por
la prensa especializada en dicho país como una de las voces más llamativas de
la novísima generación de escritores de ciencia ficción a su corta edad.
La búsqueda de la profesionalización también
se manifiesta en Sascha Hannig, la escritora más joven de fantasía en Chile,
con una producción constante en Puerto de Escape, actualmente trabaja para
ambas editoriales, permitiendo la coexistencia de dos visiones del cómo debe
desarrollarse la literatura fantástica, mediante la autoedición y el mecenazgo
editorial.
Una nueva voz que se integra es Francisca
Hale, estudiante de periodismo de la Universidad Diego Portales, ella siempre
ha consumido literatura fantástica, y hace pocos años mantiene un epistolario
con el editor de esta antología, supervisando y aconsejando sobre sus escritos.
Cómo podrán notar, aún existen muchas voces
por manifestarse no sólo en esta antología, más esta obra no pretende hacer un
catastro de qué mujeres escriben fantasía, terror y ciencia ficción en y para
Chile, sino más bien delatar el cómo la narración fantástica usa diversos
recursos para materializarse, desde el cómic, la ilustración y la literatura,
tomando y absorbiendo todo a su alrededor, como en el mejor de las visiones
canibalistas de Oswald de Andrade, la intensidad de Clarice Lispector y
Alfonsina Storni, la sagacidad y constancia de Silvina Ocampo, como a su vez el
buen juicio y la elegancia de Ursula K. Le Guin.
Fántastica, mujeres en la de ciencia ficción,
el terror y la fantasía es el férreo deseo de una editorial que se cuestiona
sobre el estado el arte de dichas manifestaciones literarias y de cómo las
mujeres han encontrado una luz propia, ajenas a los miramientos y barreras
impuestas por el sexismo que aún permanece en el ámbito académico, literario y
comiquero en Chile, propio del espíritu de Biblioteca de Chilenia, que se
encuentra más cercana y amistosa con la vanguardia y la autenticidad que con
los recetarios de la literatura infanto-juvenil y los recetarios de lo
políticamente correcto.
Por
Emiliano Navarrete, director de Biblioteca de Chilenia
Fuente: The Clinic. click AQUÍ