La suerte es morir primero.-
The Hills Have Eyes
Siempre se encontraba apoyado en
la reja de su casa fumando un cigarrillo. Me extrañó verlo pasear un coche de
bebé, cabizbajo. Era de esos vagos que presumía la nueva camiseta de fútbol y
miraba en menos a los vecinos del barrio, él creía ser un superhombre, pero
ahora, esquivaba la mirada y escondía, avergonzado, al bebé.
Muchos de los vecinos observaban
detrás de las ventanas: “cómo no se va a sentir humillado”, murmuraban mientras
él deambulaba con la criatura, “si el cretino abusó por años de la niña down”.
Todos guardaron silencio, mirando como el cretino se
hacía cargo.
Connie Tapia Monroy
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