Teresa,
es la vecina simpática. Con una sonrisa amable ofrece y pide ayuda. Todos confían
en ella. Le dejan las llaves de sus casas cuando salen a trabajar o se van de
vacaciones, creen que puede ser de gran ayuda si ocurre una emergencia. Nadie sospecha nada.
Teresa
pasea por las casas deshabitadas y se entretiene en las piezas matrimoniales.
Usa la ropa interior de ellas y se excita con las prendas de ellos. Desnuda
sobre la cama hojea el diario del día. Usa las cremas, maquillajes y perfumes.
Es una especie de ritual. Cuando está bien caliente, vuelve a su casa y se tira
al marido. Si se queda con ganas, a media noche visita a los vecinos mientras
duermen y sin hacer ruido, toca su entrepierna.
Connie Tapia Monroy
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