Apoyada
en la puerta presiona con fuerza la herida del abdomen. Esta vez la puñalada
fue profunda. “Es mi culpa, claro que ha
sido mi culpa” —se
lamenta. “Si me vuelve a poner un dedo
encima lo denuncio” —pensó
por última vez antes de caer desangrada.
Connie Tapia Monroy
No comments:
Post a Comment