El movimiento ocular se torna intenso, los ojos se mueven rápidamente, los abre, la pupila se dilata, zumbido, acercamiento a los surcos de la retina, zumbido, alejamiento, el ojo palpita rápidamente, se aproxima, vuelve. Recostada sobre el suelo en la esquina vacía de la habitación, inconciente, cansada de su traje blanco, de los pies descalzos.
Susurros bordean su mente… imágenes vuelan sobre ella como buitres hambrientos.
Entorno blanco
Silencio
Paredes antirruido
En una esquina la respiración se vuelve agitada, irregular, la frecuencia cardiaca se descontrola, cambia la temperatura de su cuerpo, se activan los controladores REM.
De nuevo ese olor a medicamento, siento la boca seca, mi cabeza, no puedo moverme… mis brazos están dormidos, desde mi posición trato de mirar alrededor… maldición… aun estoy en esta habitación ¿Cuándo saldré de aquí? Mierda… este blanco intenso me vuelve loca, siento como la saliva de mi boca moja el piso… no reacciono… no puedo moverme.
Los ojos de Sara se dilatan, sube la temperatura corporal, las convulsiones se apoderan de su cuerpo, una extraña espuma negra sale de la boca, sigue agitándose, intenta cerrar los ojos, no puede… silencio, cae inconciente.
Las enfermeras entran en la habitación con equipos de reanimación, choque eléctrico directo en el corazón, una vez más dice el médico, mientras los ojos de Sara siguen abiertos con el inconciente perdido en el espacio, nuevamente un choque de corriente continua sobre el cuerpo, casi vuelve, su alma flotando en la habitación intentando volver, el cuerpo la rechaza,…. Reacción eléctrica… regresa.
Mueve nerviosamente el cursor de su computadora sobre una línea ondulada, es apenas una luz trémula junto al reflector. Descompone la luz en todos sus colores, reproduce el espectro de banda con líneas oscuras en común como un código de barras.
Sara Jermyn es una estudiante de astronomía, pasa sus noches sentada detrás de un telescopio en el observatorio de La Silla, donde comparte su vida con el desierto montañoso. Desde pequeña que los universos desconocidos acaparaban toda su atención, lo que la llevó a buscar en cada estrella la realidad de los párrafos de Olaf Stapledon. Al inicio de su carrera, sus padres no estaban de acuerdo con la decisión que había tomado, pero su insistencia mezclada con una dosis de pasión incontrolada no la detuvieron. Y ahí estaba, impaciente, esta noche ha sido difícil, los brumos han nublado la visión de los telescopios y los computadores solo captan un débil punto de luz que aparece sobre la pantalla.
Mide la longitud de onda, se apresura, mira con detención los resultados, teclea rápidamente los códigos apareciendo uno a uno en la pantalla. La superficie de la estrella, de aquella luz, se va identificando poco a poco dentro del ordenador de Sara. Vuelve a mirar la computadora con duda, se detiene, toma su mentón, escribe algunos garabatos, busca, observa por el telescopio, lo gradúa, se gira con la silla una y otra vez, medita. Sus manos transpiran, moja sus labios, no puede creer lo que esta viendo, al fin lo ha encontrado y esta sola, no tiene con quien celebrar, gritar, saltar, llorar de alegría, abrazar a alguien, ahí esta frente a sus ojos, posado como una esfera esperando que Sara la recoja, ahí esta la luz, ahí esta el exoplaneta soñado.
Salto alegre de la silla, saltaba y gritaba emocionada, sus ojos se llenaron de lágrimas, no podía creer lo que veían sus ojos. De pronto, un rayo luminoso entro por el telescopio.
Sorath sacude la cabeza, moja su cara, se queda perplejo mirando el rayo luminoso que atraviesa el espejo del baño, busca en el entorno, ninguna luz proviene del exterior, examina, nada puede provocar ese extraño reflejo. La retina de su ojo comienza a palpitar.
Inmóvil. La luz se mueve de un extremo a otro en el espejo, brilla, se apaga, parpadea, cambia a tonos violeta intenso, luego anaranjados, amarillos, rojos, vuelve al amarillo, luego a blanco intenso, encandila la mirada atónita de Sorath quien sigue observando la escena.
Los colores se mezclan en el vidrio, transformándose como una especie de proyector, de televisor de mala calidad, de baja resolución. Sara jugando con muñecas, en su primer día de clases, cayendo a un gran charco de agua barrosa, un beso, una mirada, en el salón de la universidad, llorando, un funeral, abrazando a su padre, fumando en las afuera del observatorio, deslizando la tarjeta magnética en la puerta de hierro. La proyección se difumina poco a poco frente a él, mientras su mirada se cruza con los ojos encandilados de Sara.
Reacción.
Se desmaya, cayendo bruscamente sobre el piso del observatorio.
Siento un gran dolor de cabeza, ese olor, que desagradable olor a químicos, no siento mis brazos, mis piernas, no puedo moverme… sed, tengo sed.
Rastrea con la mirada la habitación en busca de un vaso con agua. No lo encuentra, no hay camas, ni sillas, solo ella como ser inerte decorando el cuarto.
¿Dónde estoy? Se pregunta, tratando de luchar con su parálisis temporal. Después de varios minutos, el efecto de las drogas disminuye. Sara logra pararse, tambalea, casi no tiene fuerzas, trata de avanzar unos pasos con dificultad. Mira sus pies, como si mentalmente le diera ordenes uno a uno para poder caminar.
Confundida.
No recuerda nada, intenta hacerlo, pero no lo logra, mira a su alrededor, no hay puertas, ni ventanas, solo la ampolleta que parpadea y oscila de un lado para otro. Desesperada, palpa las paredes acolchadas, bordea con sus dedos las esquinas, los limites de aquel cuarto, no tiene fuerzas, grita, llora, golpea con la poca fuerza que le queda el piso del infierno blanco. Rendida por el fracaso, cae desplomada en un rincón, oculta su rostro húmedo entre sus manos.
- Es inútil que escapes, me has encontrado y yo no quiero regresar –
- ¿¿Sorath?? No… noooo puedeeee ser… tu no estas aquí… no puedes estar aquí….
Risa estridente, diabólica, infernal. Se miran desafiantes, los ojos se pierden en la profundidad de los negros ojos.
Sara se abalanza sobre él, luchan, se golpean con fuerza. Sorath la levanta con sus pútridos brazos, la lanza contra la pared, ella intenta levantarse con el dolor intenso en su cuerpo. Vuelve a la pelea, sus puños se incrustan en las carnes malsanas de la espalda enemiga. Él se defiende, bloquea, no baja la guardia, devuelve el ataque con una gran puño en el rostro de Sara, quien cae al suelo con el cuerpo ensangrentado, la mira hacia el suelo triunfante. Un ojo se cruza con otro ojo, penetra su mirada, se incorpora al viaje interno de su pupila, ella siente miedo, oscuridad, lucha… demasiado tarde… Se dilatan sus ojos… los músculos del cuerpo se contraen y distienden una y otra vez, su cuerpo se azota brusca y violentamente contra el suelo… silencio, cae inconciente.
Susurros bordean su mente… imágenes vuelan sobre ella como buitres hambrientos.
Entorno blanco
Silencio
Paredes antirruido
En una esquina la respiración se vuelve agitada, irregular, la frecuencia cardiaca se descontrola, cambia la temperatura de su cuerpo, se activan los controladores REM.
De nuevo ese olor a medicamento, siento la boca seca, mi cabeza, no puedo moverme… mis brazos están dormidos, desde mi posición trato de mirar alrededor… maldición… aun estoy en esta habitación ¿Cuándo saldré de aquí? Mierda… este blanco intenso me vuelve loca, siento como la saliva de mi boca moja el piso… no reacciono… no puedo moverme.
Los ojos de Sara se dilatan, sube la temperatura corporal, las convulsiones se apoderan de su cuerpo, una extraña espuma negra sale de la boca, sigue agitándose, intenta cerrar los ojos, no puede… silencio, cae inconciente.
Las enfermeras entran en la habitación con equipos de reanimación, choque eléctrico directo en el corazón, una vez más dice el médico, mientras los ojos de Sara siguen abiertos con el inconciente perdido en el espacio, nuevamente un choque de corriente continua sobre el cuerpo, casi vuelve, su alma flotando en la habitación intentando volver, el cuerpo la rechaza,…. Reacción eléctrica… regresa.
Mueve nerviosamente el cursor de su computadora sobre una línea ondulada, es apenas una luz trémula junto al reflector. Descompone la luz en todos sus colores, reproduce el espectro de banda con líneas oscuras en común como un código de barras.
Sara Jermyn es una estudiante de astronomía, pasa sus noches sentada detrás de un telescopio en el observatorio de La Silla, donde comparte su vida con el desierto montañoso. Desde pequeña que los universos desconocidos acaparaban toda su atención, lo que la llevó a buscar en cada estrella la realidad de los párrafos de Olaf Stapledon. Al inicio de su carrera, sus padres no estaban de acuerdo con la decisión que había tomado, pero su insistencia mezclada con una dosis de pasión incontrolada no la detuvieron. Y ahí estaba, impaciente, esta noche ha sido difícil, los brumos han nublado la visión de los telescopios y los computadores solo captan un débil punto de luz que aparece sobre la pantalla.
Mide la longitud de onda, se apresura, mira con detención los resultados, teclea rápidamente los códigos apareciendo uno a uno en la pantalla. La superficie de la estrella, de aquella luz, se va identificando poco a poco dentro del ordenador de Sara. Vuelve a mirar la computadora con duda, se detiene, toma su mentón, escribe algunos garabatos, busca, observa por el telescopio, lo gradúa, se gira con la silla una y otra vez, medita. Sus manos transpiran, moja sus labios, no puede creer lo que esta viendo, al fin lo ha encontrado y esta sola, no tiene con quien celebrar, gritar, saltar, llorar de alegría, abrazar a alguien, ahí esta frente a sus ojos, posado como una esfera esperando que Sara la recoja, ahí esta la luz, ahí esta el exoplaneta soñado.
Salto alegre de la silla, saltaba y gritaba emocionada, sus ojos se llenaron de lágrimas, no podía creer lo que veían sus ojos. De pronto, un rayo luminoso entro por el telescopio.
Sorath sacude la cabeza, moja su cara, se queda perplejo mirando el rayo luminoso que atraviesa el espejo del baño, busca en el entorno, ninguna luz proviene del exterior, examina, nada puede provocar ese extraño reflejo. La retina de su ojo comienza a palpitar.
Inmóvil. La luz se mueve de un extremo a otro en el espejo, brilla, se apaga, parpadea, cambia a tonos violeta intenso, luego anaranjados, amarillos, rojos, vuelve al amarillo, luego a blanco intenso, encandila la mirada atónita de Sorath quien sigue observando la escena.
Los colores se mezclan en el vidrio, transformándose como una especie de proyector, de televisor de mala calidad, de baja resolución. Sara jugando con muñecas, en su primer día de clases, cayendo a un gran charco de agua barrosa, un beso, una mirada, en el salón de la universidad, llorando, un funeral, abrazando a su padre, fumando en las afuera del observatorio, deslizando la tarjeta magnética en la puerta de hierro. La proyección se difumina poco a poco frente a él, mientras su mirada se cruza con los ojos encandilados de Sara.
Reacción.
Se desmaya, cayendo bruscamente sobre el piso del observatorio.
Siento un gran dolor de cabeza, ese olor, que desagradable olor a químicos, no siento mis brazos, mis piernas, no puedo moverme… sed, tengo sed.
Rastrea con la mirada la habitación en busca de un vaso con agua. No lo encuentra, no hay camas, ni sillas, solo ella como ser inerte decorando el cuarto.
¿Dónde estoy? Se pregunta, tratando de luchar con su parálisis temporal. Después de varios minutos, el efecto de las drogas disminuye. Sara logra pararse, tambalea, casi no tiene fuerzas, trata de avanzar unos pasos con dificultad. Mira sus pies, como si mentalmente le diera ordenes uno a uno para poder caminar.
Confundida.
No recuerda nada, intenta hacerlo, pero no lo logra, mira a su alrededor, no hay puertas, ni ventanas, solo la ampolleta que parpadea y oscila de un lado para otro. Desesperada, palpa las paredes acolchadas, bordea con sus dedos las esquinas, los limites de aquel cuarto, no tiene fuerzas, grita, llora, golpea con la poca fuerza que le queda el piso del infierno blanco. Rendida por el fracaso, cae desplomada en un rincón, oculta su rostro húmedo entre sus manos.
- Es inútil que escapes, me has encontrado y yo no quiero regresar –
- ¿¿Sorath?? No… noooo puedeeee ser… tu no estas aquí… no puedes estar aquí….
Risa estridente, diabólica, infernal. Se miran desafiantes, los ojos se pierden en la profundidad de los negros ojos.
Sara se abalanza sobre él, luchan, se golpean con fuerza. Sorath la levanta con sus pútridos brazos, la lanza contra la pared, ella intenta levantarse con el dolor intenso en su cuerpo. Vuelve a la pelea, sus puños se incrustan en las carnes malsanas de la espalda enemiga. Él se defiende, bloquea, no baja la guardia, devuelve el ataque con una gran puño en el rostro de Sara, quien cae al suelo con el cuerpo ensangrentado, la mira hacia el suelo triunfante. Un ojo se cruza con otro ojo, penetra su mirada, se incorpora al viaje interno de su pupila, ella siente miedo, oscuridad, lucha… demasiado tarde… Se dilatan sus ojos… los músculos del cuerpo se contraen y distienden una y otra vez, su cuerpo se azota brusca y violentamente contra el suelo… silencio, cae inconciente.
Erzsebet
4 comments:
gracias por este nuevo post , excelente .
Además muy acertada la imagen de Giger , que es de la portada de un disco de los Emerson , Lake and Palmer .
Por aqui estudiando mucho por eso mi poca visita , pero a Internet en general . Luego del importante examen del domingo creo que será otra cosa distinta .
Un beso y gran abrazo de aquí lejos
Relato complejo, e interesante, de que alguien no lo entendiera no me extrañaria, pero si existe un trasfondo muy intersante que bordea lo ficticio y lo humano.
me encanto. Aún que no cache quien era el otro personaje que acompaño al final a Sara, eso no lo entendí bien, por tanto te pregunto es parte de otra historia? en fin espero que estes bien saludos
-----
http://www.blackhole.bligoo.com/
entrar a explicar un relato es porque algo anda mal y yo objetivamente se que hay tiempos verbales que mezcle burdamente que provocan confusión y a eso sumarle que es un relato circular.
Sorath si es parte de la historia, como llega? en mi relacion burda del telescopio, espejo, exoplaneta y mundos intercalados.
Post a Comment