Es
la cartuchona de la cuadra. Cartuchona y tonta, por no decir weona. Aunque creo
que finge, que se hace la mosquita muerta, por eso quería probar cuál era su
límite y preparé todo para ese momento. Conversé con dos tipos, no hubo
necesidad de pagarles, ellos estaban encantados con la idea. La habitación fue
fácil de conseguir, los moteles siempre tienen una de ese tipo. Yo podría
sentarme en un sillón a mirar el espectáculo tras un espejo. Ella nunca
sospecharía de mí. Sólo debía planificar algo perfecto para llevarla.
Tenía
la certeza que sería fácil, le mandé un par de flores con mensajitos siúticos y
medios calentones por un par de días y casi de inmediato aceptó la invitación.
Cuando entró a la habitación quedó perpleja, pero todas lo hacen, es parte del
proceso. Uno le tapó la boca para que dejara de chillar, mientras el otro le
rasgaba la ropa. A esa altura ella estaba entregada, sus pezones estaban
duros, apretaba las piernas. Al principio le hizo el quite a ponerlo en la
boca, pero luego sola lo sujetaba y movía con las manos. ¡La muy puta! Yo sabía
que se entregaría así de fácil. Solita se puso en cuatro para ser penetrada.
Cuando
me la encuentro a la muy hipócrita, siempre le doy mi mejor sonrisa mientras
recuerdo ese momento en que gritaba y gemía de placer, cuando dos desconocidos
se turnaban para darle por el culo.
Connie Tapia Monroy.
No comments:
Post a Comment